Preservemos el planeta tierra. Discurso de Paulo V.C. Costa expresidente de Rotary International en la Convención Anual de Rotary International de 1991 (Parte 2)

Aquellos que han tratado de analizar a los hombres y mujeres que se han unido con Rotary, han tratado de descubrir el denominador común, algún modelo de humanidad que llamamos Rotarios, la especie conocida como Homo Rotarius. Esa raza especial cuya imagen es la suma total de todos nosotros y de todo lo que hacemos juntos. La imagen de un hombre de un millón de rostros y el doble de manos, manos que trabajan, que crean, que sirven y, cuando llega el momento, manos que se abren de par en par en un gesto de amistad que va más allá de las fronteras. 

Estas son las personas que se han unido a Rotary, personas de todos los días con ocupaciones dignas pero cotidianas que pueden vivir en casi cualquier país y creer firmemente en su propio dios, pero que comparten un fuerte sentido de igualdad, y no se conocen ni superiores ni inferiores a nadie. En resumen, personas que consideran su trabajo no solo un medio de ganarse la vida, sino una oportunidad única y suprema para el servicio.

Este es el gran legado de los hombres y mujeres rotarios, líderes y voluntarios que se adhieren con entusiasmo a nuestros objetivos y a nuestro ideal. Unidos de forma poderosa a través de Rotary, forman una fuerza poderosa capaz de enfrentar y superar todos los obstáculos.

Un verdadero ejército de hombres y mujeres de buena voluntad, hecho hermanos a través de un solo ideal, que ponen en acción sus fuerzas individuales y colectivas y aceptan los desafíos más audaces. En la actualidad, contamos con 1.150.000 rotarios, pero cuando contamos con nuestros "socios en servicio", Rotaractianos, Interaccionistas y Rotarios de Aldeas, así como con nuestros cónyuges y aquellos que sirven directamente bajo nuestro liderazgo, contamos con un total de más de 3 millones de personas. 

Los números los conocemos, pero el potencial de este equipo calificado está realmente más allá de nuestra capacidad de cálculo. Hoy en día, este contingente importante de idealistas, que se extiende por 172 países y regiones geográficas, puede influir en las perspectivas del mundo.

Por todas estas razones, nuestra voz se eleva, y nuestro mensaje puede ser escuchado por cada pueblo y cada gobierno porque siempre venimos con algo que ofrecer, alguna manera de ayudar y construir, y nunca buscamos ventaja para nosotros mismos.

Los 86 gloriosos años de existencia de Rotary son como un himno de alabanza a la causa de la humanidad. Haber sobrevivido a este siglo 20 es de hecho una prueba de fuego, que consolida nuestro pasado, fortalece nuestro presente y garantiza nuestro futuro.

Los rotarios, ciudadanos fieles y leales de nuestros propios países, mantienen, sin embargo, un amplio sentido de visión internacional y se consideran verdaderos ciudadanos del mundo. 

Este concepto de" un solo mundo " nos hace dar de nosotros mismos con el mismo celo y preocupación, ya sea una epidemia de cólera en Perú o la implementación de un proyecto de prevención de la ceguera en la India. Nos hace acercarnos a un compañero rotario de Tailandia con la misma calidez con la que saludaríamos a un compañero rotario de Italia. 

Y es este profundo sentido de internacionalidad lo que nos hace sentir como en casa, aquí en la acogedora tierra de México.

Pero para que Rotary alcance su potencial y la magnificencia de su destino, hay tres misiones vitales que esperan ser completadas:

- Nuestra misión de civilizar,

- Nuestra misión de crear la paz, y

- Nuestra misión de espiritualizar.

Puedo asegurarle que Rotary está listo, pero para que tengamos la capacidad, debemos unir nuestras fortalezas y fortalecer nuestra unidad. Debemos establecer un objetivo definido y común, y trabajar para alcanzarlo con determinación y perseverancia.

Es nuestro deber trabajar para hacer del mundo un lugar más civilizado. Sin contaminación, sin epidemias que matan, sin hambre y sin analfabetismo. Sin drogas que destruyan, sin hambre y sin la fealdad de la perversión sexual, sin discriminación racial para envenenar los corazones humanos, y sin la miseria que degrada un alma humana viva.

Un mundo de igualdad de oportunidades, de escolarización y comodidad para todos, donde haya salud, comida y refugio. Un mundo de mayor equidad y justicia, donde haya menos ricos y menos pobres.

Y en un mundo de mayor prosperidad, debemos crear un mundo más pacífico. Sin embargo, este es un objetivo que requerirá nuestra vigilancia constante y nuestros esfuerzos constantes. La paz se logra día a día! Y la paz está en manos de cada uno de nosotros, ya sea a través de nuestro desempeño personal, a través de las actividades de nuestros clubes o de las acciones de Rotary International.

Les insto a que empleen todos sus talentos, y a que nunca se cansen ni se rindan. La filosofía de Rotary ya ha superado todos los obstáculos que se interponen en su camino y que impiden que los hombres, como hombres, se unan para celebrar la paz.

Renunciamos a todos los muros y a todas las barreras que dividen a la humanidad. Hemos trabajado incansablemente por la paz, sembrando las semillas de iniciativas válidas y proyectos valiosos, y subrayando la misión de Rotary como pacificadores. Creo que llegará el momento adecuado para que asumamos personalmente a la valiente vanguardia como verdaderos pacificadores.

Ya sea en las mesas de tratados, en los foros públicos, en los parlamentos, en las escuelas, en la iglesia o en nuestro lugar de trabajo, nuestra voz debe ser escuchada, nuestro mensaje proclamado en nombre de una paz real, firme, definitiva y duradera para el mundo.

Por último, debe llegar el día en que los rotarios puedan comprender y llevar a cabo la misión espiritual que se les ha reservado.

Aunque tenemos el más profundo respeto por cada religión, nuestro deber espiritual como rotarios no tiene nada que ver con la religión en sí.  Es espiritual en el sentido de unir nuestros corazones, despertar la compasión y establecer el reino del amor.

El amor como comprensión, el amor como tolerancia, el amor que promueve la felicidad. 

Amor, universal y completo, que llega a nuestros corazones y se extiende a través de nuestras comunidades en una ola colectiva de paz y tranquilidad. Que este amor sea un punto en el infinito, que sirva para definir y perfeccionar nuestro Ideal de Servicio.

Pero para lograr este amor, infinito y perfeccionado, una utopía con la que soñar y al fin hacerse realidad, necesitaremos una fe inmensa y un entusiasmo ardiente.

Busquemos, en el sentido más práctico y objetivo, civilizar y traer la paz al mundo, soñando con el día en que la Era del Amor llegue a este planeta. Porque es entonces, y solo entonces, que la misión de Rotary - su gloriosa misión - podrá completarse.

Comience ahora a trabajar para la gloria de ese día, y en este momento de celebración y asombro, únase en compañerismo y Honre a Rotary con Fe y Entusiasmo. Gracias.