¿Por qué las personas inteligentes no siempre alcanzan todo su potencial?
Sofia Reyna • Jun 11, 2020
La inteligencia es un arma de dos filos. Debemos asegurarnos de que juegue a nuestro favor y sea un apoyo en el logro de nuestros objetivos de vida. Alcanzar el éxito o nuestro máximo potencial requiere un equilibrio entre el análisis y la acción. Existen estrategias y preceptos muy sencillos que podemos implementar y así poder obtener los resultados que buscamos.
Seguro habrás notado que no siempre las personas más inteligentes, son las que alcanzan mayor éxito, reconocimiento o respeto. Incluso puede ser que tengas la sensación de que no lograron su máximo potencial, ni emprender sus ambiciosos proyectos.
Quizá estás atravesando por esta situación. Quizá tú eres esa persona brillante que se encuentra estancada de alguna manera y te preguntes ¿Por qué? Así que, si de alguna manera estás buscando respuestas, te invitamos a leer el resto del artículo.
Algo nos detiene
Sin importar el nivel de inteligencia que tengamos, en ocasiones podemos despistarnos un poco y no ver lo evidente.
A veces, las cosas más obvias son las que pasamos por alto.
Y aquello que estamos buscando se esconde justo delante de nuestras narices.
Así que por más lógico que te resulte, y por más vueltas que le hayas dado al asunto. Debes comenzar preguntándote qué te está deteniendo.
Miedo al fracaso
No todos están dispuestos a reconocerlo, pero el miedo es una emoción natural que nos acompaña en nuestra vida. Tiene un propósito, advertirnos del peligro real y así poder prepararnos para atacar, huir o quedarnos quietos.
Las personas más inteligentes en ocasiones suelen mantener su atención en todas las variables de un evento y repasarlas una y otra vez en sus mentes. Esto podría ser bueno para ciertas decisiones que requieren un gran análisis. Pero a la hora de ejecutar acciones es un pésimo aliado.
El sobrepensar o sobreanalizar una situación, va a ser de sumo problemático si necesitamos entrar a la acción, pues muchos experimentan lo que es denominado parálisis por análisis.
La inteligencia puede jugar en nuestra contra, porque queremos esperar el mejor momento, la mejor oportunidad, o las condiciones adecuadas.
Entonces muchas personas no llegan a la acción y se quedan esperando un momento que no saben si llegará.
Así que, es necesario enfrentar ese miedo al fracaso y pasar a la ejecución, aunque podamos equivocarnos. Más bien, es necesario aceptar el fracaso como parte del proceso hacia el éxito,
en lugar de evitarlo.
De modo que si en el pasado abandonaste tus objetivos y metas por miedo al fracaso, no es un mal momento para volver a replanteártelos.
Metas
No importa el nivel de desarrollo intelectual que tengas, a la hora de hablar de metas, existen ciertos principios básicos a considerar. Algunos parecen obvios, sin embargo, no deberás despreciarlos pues quizá en ellos radique la diferencia entre lograr o no el objetivo.
1. Visualización
Para lograr una meta, no importa cual sea, es necesario creer que podemos y merecemos lograrla.
Debemos visualizarla, tener en claro que es posible. Si alguien antes que tú ha tenido éxito en dicha meta, debemos poner atención al proceso que siguieron para lograrlo.
Evita sentir envidia, pues alejará tu mirada de lo que realmente vale la pena. Mejor presta atención en las estrategias que la persona utilizó y que ya están dándole resultados de éxito en aquello que tú deseas.
Si tu objetivo es alguno que nadie ha conseguido, recuerda: “Si deseas obtener resultados diferentes, prueba con métodos diferentes”.
2. Fijar metas acertadas
Ahora bien, muchas personas se enfocan de sobremanera en el objetivo final. Esto no es del todo equívoco. No obstante, te sugerimos trazar metas a corto, mediano y largo plazo.
La ciencia cognitiva ha demostrado que la gratificación de nuestros logros es un gran motivante.
Sin embargo, si nuestros objetivos son solo a largo plazo, entonces nuestra gratificación por su logro se verá muy lejana. Algunos pueden enfrentar esta falta de recompensa como desalentadora y abandonar el camino.
Es importante entonces, que busquemos metas y objetivos diarios que nos brinden una sensación de logro. Así podremos desarrollar mayor apego al proceso
y tener mayores niveles de motivación.
Recuerda que tus metas a corto plazo deben encaminarnos al logro de las metas de mediano plazo. A su vez, estas últimas deben dirigirnos al logro de las metas a largo plazo.
3. Táctica y estrategia
Una vez que identificamos aquello que nos detiene y soltamos el miedo al fracaso; después de haber visualizado nuestras metas y haberlas trazado en metas a corto, mediano y largo plazo; lo que sigue es tener en cuenta, como estrategia, los siguientes seis preceptos.
- Vale más la constancia que la sobrecarga.
- Todo proceso de cambio es gradual
- Equivocarse esta bien, esta mal no aprender de ello.
- Es mejor tener un modelo a seguir y una estrategia, que no tenerlos.
- Evita maximizar los fracasos y minimizar los triunfos.
- Enfócate en el proceso no en el resultado.
Las personas exitosas
Como podemos observar, no se requiere de gran inteligencia para entender estos sencillos mecanismos para el cumplimiento de metas. Realmente la inteligencia es un recurso valiosísimo, sin embargo, puede llegar a jugar en tu contra.
Asegúrate de que tu intelecto sea utilizado en tu favor, para esto deberás asumir que no todo es cuestión de la calidad de tu materia gris. Si no más bien, de un equilibrio entre el análisis y la acción.
De saber atreverse a experimentar, aunque podamos fallar.
El éxito
es cuestión de decisión, de saber elegir correctamente la estrategia, de tener la humildad para reconocer nuestros fallos. Pero, sobre todo, el éxito tiene que ver con la perseverancia y el apego al proceso. Con saber cómo enfrentar los momentos de desánimo y resistir.
El éxito es para aquellos que aprenden a disfrutar el camino,
aunque el resultado no llegue. Tiene que ver con alcanzar nuestro máximo potencial y no directamente con el reconocimiento externo.
Llegar al resultado será cuestión de tiempo para los que deciden no abandonar ante la dificultad. El resultado es solo para aquellos que pagan el precio del proceso y se mantienen firmes.
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