La situación de los derechos humanos en el mundo al 2022
La situación actual de los derechos humanos en el mundo es una preocupación constante para cualquiera que pretenda impulsar un cambio. En este artículo, te compartimos los datos presentados por Amnistía Internacional para el periodo de 2021-2022.

Desde su inicio, la década del 2020 ha planteado importantes retos para la armonía social alrededor del mundo. La situación de los derechos humanos, en particular, ha despertado alertas en organismos internacionales y, día con día, parece agravarse.
Áreas como la salud y las desigualdades económicas, la sociedad civil, y las personas refugiadas y migrantes han sido prioritarios. Por lo que es indispensable mantenernos informados y actualizarnos sobre estos temas, en especial si queremos contribuir.
¿Quieres conocer más acerca de la situación de derechos humanos en torno a estas tres áreas? A continuación, desglosamos cada una de ellas en caso de que te sientas perdido entre tanta información.
La salud y las desigualdades
La desigualdad económica y el racismo fueron dos elementos que exacerbaron los efectos de la pandemia en una escala internacional. Pues, pese a los compromisos del G7 y G20, la distribución de vacunas partió de intereses particulares en vez de humanitarios.
Amnistía Internacional en su informe 2021-22, establece que tanto gobiernos como farmacéuticas dieron prioridad de abasto a países de altos ingresos. Algunos llegaron a tener
un exceso de dosis para vacunar al total de su población hasta 3-5 veces.
Tanto es así que mientras la tasa de vacunación alcanzaba el 70% en la UE, el Sur global esperaba su primera dosis. De hecho, para finales de 2021 menos del 8% de la población africana tenía la pauta de vacunación completa: un estimado de 1200 millones de personas.
Lo más preocupante de esto es que estas cifras no son un resultado aleatorio: fueron provocadas. Países como los miembros de la UE, Noruega, Suiza y Reino Unido bloquearon iniciativas orientadas al incremento de producción de vacunas.
Esto se reflejó en la negativa de exención temporal de propiedad intelectual de las vacunas; lo que habría facilitado el suministro a países de ingresos medios o bajos. Sin mencionar, la presión ejercida a empresas farmacéuticas para priorizar países de ingresos altos.
Sin embargo, tampoco se puede decir que estas empresas hayan procurado una atención absoluta y sin distinción económica. Nombres como BioNTech o Pfizer
monopolizaron la propiedad intelectual pese a que preveían ganancias de 130 millones USD.

El espacio de la sociedad civil
Los espacios abiertos para las voces disidentes, críticas u opositoras son una característica fundamental de cualquier sociedad civilizada. Sin embargo, en términos de libertad de expresión y derecho a la protesta, 2021-2022 fue un año de retrocesos importantes.
En particular, 2021 se caracterizó por el redoble de esfuerzos por parte de los gobiernos para invisibilizar a sus opositores. Las medidas sanitarias para mitigar la pandemia de COVID-19 fueron la principal justificación para casos de abuso de la fuerza.
China e Irán fueron dos países cuyos gobiernos procesaron a personas quienes pusieron en duda los métodos de contención del COVID-19. Mientras, gobiernos de Asia, África, Oriente Medio y Norte de África restringieron el acceso a redes sociales e Internet.
Un dato alarmante es que, durante 2021, se aprobaron legislaciones que dieron retroceso a la
libertad de expresión en numerosos países:
al menos 67 de los 154 países analizados por AI. Entre ellos: Camboya, Egipto, Estados Unidos, Pakistán y Turquía.
Así mismo, el Continente Americano continuó siendo una de las regiones más peligrosas para ejercer el activismo de derechos humanos. En 8 países, hubo decenas de asesinatos diarios de defensoras y defensores que, en muchos casos, quedaron impunes.
Las personas refugiadas y migrantes
En el periodo de 2021-2022, las personas refugiadas y migrantes continuaron viviendo una situación vulnerable de derechos humanos. Según el ACNUR (Agencia para Refugiados, ONU), a mediados de 2021 había 26.6 millones de personas refugiadas en el mundo.
Cabe aclarar que, en vista de las crisis humanitarias y ambientales, se espera que este número se mantenga o incremente. La preocupación radica en que los
gobiernos del mundo han obstaculizado iniciativas en pro de los derechos de personas migrantes.

En lugares de alto riesgo como la frontera entre Bielorrusia y la Unión Europea, las expulsiones sumarias se han normalizado. Por su parte, EUA expulsó a más de un millón de migrantes bajo el pretexto de implementar medidas contra el COVID-19.
En un contexto internacional, muchos funcionarios de Estado continuaron ejerciendo arrestos ilegales y detención indefinida de personas refugiadas o migrantes. Con frecuencia, esto ocurría sin motivos jurídicamente válidos y sin permitir ningún tipo de impugnación.
Por supuesto, esta violencia y discriminación suele mantenerse incluso cuando las personas se establecen en el nuevo lugar. Por ejemplo, en Perú, al menos un millón de personas migrantes vieron imposibilitado el acceso a servicios de atención médica.
Todo esto, sin mencionar las desafortunadamente acostumbradas violaciones a los derechos humanos, tales como: expulsiones sumarias, abuso físico, violencia verbal y psicológica, y tortura y violencia sexual. Las cuales, sobra decir, suelen quedar impunes.
Estos últimos dos años han marcado un referente histórico en cuanto a transformaciones legislativas y de derechos humanos se refiere. Seguir documentos como los informes de Amnistía Internacional y mantenernos informados es el primer paso a impulsar soluciones.
¿Qué opinas? ¿Conocías todos los acontecimientos citados en nuestro artículo? ¿Cómo piensas que puedes contribuir para mitigar estas crisis? Ahora es el momento perfecto para incorporar estas problemáticas a tu agenda. Ayuda a tu comunidad y vive el cambio.
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