Cómo hacer un compromiso social
Mucho se ha dicho del papel del compromiso social en la vida de los seres humanos. ¿Es correcto que pensemos en él como una obligación impuesta por terceros? Aquí nos encargamos de resolver todas tus dudas.

Cómo hacer un compromiso social
Qué es el compromiso social
El compromiso social se entiende como una necesidad o responsabilidad colectiva adquirida conscientemente por los individuos. Éste les incentiva a buscar el bienestar de sus semejantes, así como a la mejora continua de su entorno.
Este compromiso deriva de una de las circunstancias más básicas para los seres humanos. Tal como indicaba Aristóteles con la designación de
zoon politikón (‘animal social’):
los seres humanos no pueden escapar de su condición social.
Así dicho, una vez que la persona se entiende como parte de una sociedad, se construye a partir de ella. Con el paso del tiempo, desarrolla la capacidad de entenderse según lo que la sociedad le ha enseñado. Posteriormente, se entiende como un ente inalienable a ella.
Una vez se desarrolla este sentido de pertenencia es cuando la persona busca contribuir positivamente a la sociedad. Los sujetos buscan el bienestar común y el desarrollo conjunto, implica el bien de sí y para sí.
Esta búsqueda del bien colectivo se traduce, entonces, como la generación de un compromiso social auténtico y activo. Entre otras cosas, dicho compromiso terminará implicando el cuestionamiento y la resolución real de problemas concernientes a su entorno.
Cómo se manifiesta un compromiso social
Ahora bien, es importante atender a otra cuestión de gran importancia: ¿de qué modo se manifiesta un compromiso social? Y es que, si decimos que éste se relaciona con el desenvolvimiento en sociedad, significa que no es inherente a ninguna naturaleza.
Si siguiéramos este postulado, podríamos considerar que el compromiso social es independiente a cualquier necesidad primaria. Dicho de otro modo, que puede surgir como resultado de lo que se nos ha delimitado como moralmente apropiado o deseable.
Esto nos cuestiona el origen de este concepto, ¿el compromiso social se deriva de un sentido de obligación? En términos de lengua, podríamos decir que desde la etimología de la palabra, la idea cobra sentido. La Real Academia Española, define al compromiso como una “obligación contraída”.
Sin embargo, asumir que el compromiso y, por ende, el compromiso social se desentiende de la voluntad individual es inexacto. No importa lo reiterativo del discurso sobre el bien del compromiso con la sociedad: éste tendrá que nacer de una ética individual.
Así pues, habrá de concebirse al compromiso social, no como una obligación, sino como
una voluntad desarrollada, resultado de la experiencia. Dicha voluntad buscará hacer, rehacer, cambiar y transformar la realidad que nos rodea según las convicciones propias.
Cómo se nutre el compromiso social
Con base en lo anterior, el compromiso social se generará cuando el conocimiento del mundo se cruce con la determinación. Sin embargo, el proceso llevado a cabo hasta entonces y que tiene como fin nutrir el compromiso social es complejo.
Primero deberán interiorizarse una amplia diversidad de conceptos que nos ayudarán a acercarnos y empatizar con las circunstancias externas. En este sentido, los valores representan un punto de partida para la formación de cualquier agente de cambio.
Tal cual, los valores nutren al compromiso social desde el momento en que poseen cierta fuerza para orientar la vida humana. Nos plantean un camino del mayor beneficio común a la par en que nos presentan antivalores, los cuales generan circunstancias indeseables.
Una vez que éstos son interiorizados, el compromiso social puede verse avivado por la realización de acciones concretas.
El sentimiento de utilidad y aporte de un individuo, que eventualmente alentará el deseo de un compromiso constante.
Pudiera ser, por ejemplo, que se trabaje como voluntario o voluntaria para el suministro de agua potable o medicamentos. O bien, que se asista como profesor a una zona de difícil acceso. En todo caso, el compromiso social se nutre en cuanto es puesto en práctica.
Independientemente de si consideras que el compromiso social es producto de la experiencia o de una voluntad natural, algo es seguro: valorar su importancia es la clave para convertirnos en procuradores del bienestar, sea personal o colectivo.
Sin embargo, una vez entendemos su importancia y nos movilizamos en pro de nuestras comunidades, encontramos una nueva motivación. Dar difusión al valor del compromiso social es hacernos de relaciones conscientes y provechosas.
¿Planeas practicar el compromiso social en un futuro próximo? No dudes más y dedícate a ayudar a la sociedad de la manera en que mejor sabes hacerlo.