Hace algunos cuatro meses, la rutina de todos cambió drásticamente. Los centros comerciales, recreativos y deportivos cerraron, junto con los eventos masivos y algunos negocios. Las reuniones de fin de semana pasaron a segundo plano y algunos elegimos cuidar a los demás cuidándonos.
Al principio, para la gran mayoría, tomó un poco de tiempo empezar a planear una nueva rutina. Quizá, aún más complicado fue adherirse a ella. No obstante, no imaginábamos que el tiempo que duraría la cuarentena se prolongaría de esta manera.
Así que el impacto socioemocional se incrementó y naturalmente el miedo, la impotencia y la frustración también. Algunos enfrentan no solo la crisis sanitaria, sino también una fuerte crisis económica.
Esta es la razón por la que miles de personas hacían caso omiso de las indicaciones del aislamiento. Algunos por cuestiones urgentes y básicas como la alimentación, y otros, por necesidades menos fundamentales como la socialización.
Fue así como algunos comenzaron a desarrollar un pesimismo sin precedentes. Las emociones negativas empezaron a generar su efecto efervescente al punto de generar una mayor inestabilidad mental en la población.
Más allá, este creciente mar de emociones negativas es totalmente comprensible si reconocemos que actualmente vivimos una crisis mundial. Es decir, lo verdaderamente atípico sería mantenerse completamente positivo y estable ante una situación de tal magnitud.
Las habilidades socioemocionales son aquellas herramientas cognitivas que posibilitan al individuo entender y dominar sus propias emociones; y al mismo tiempo le permite mejorar sus interacciones sociales con mayor armonía y empatía.
Cuando hablamos de habilidades socioemocionales, es necesario tener en cuenta que son destrezas que cualquier ser humano puede desarrollar. Definitivamente, no a todos les cuesta el mismo trabajo aprenderlas o aplicarlas, sin embargo, todos pueden recibir sus beneficios.
Debemos ser conscientes, de que ninguna habilidad socioemocional alcanza su madurez de la noche a la mañana. Más bien se trata de un progreso constante, que se adquiere poco a poco a través de la experiencia.
Entre las habilidades socioemocionales más valiosas para afrontar el aislamiento encontramos: asertividad, empatía, resiliencia, regulación emocional y expresión afectiva saludable.
Es importante cultivar las habilidades socioemocionales y reconocer que, aun desarrollándolas, somos seres humanos vulnerables y falibles; que sin importar lo saludable que nos sintamos mentalmente, la vida nos trae momentos con los que simplemente nos resulta imposible lidiar.
Nuestras habilidades socioemocionales pueden ser vulneradas cuando atravesamos situaciones que nos impactan. Por ello, debemos estar atentos a las señales que nos indican que necesitamos apoyo.
Nuestra vida es frágil y por más duros que intentemos ser, al final debemos reconocer nuestras limitaciones con humildad. Ya que, sin importar quien seas, la realidad te llevará por situaciones abrumadoras que simplemente te rebasarán.
Así que es necesario poder identificar aquellas alertas emocionales que nos indicarán cuando es necesario pedir apoyo. Éste soporte puede ser recibido familiar o socialmente, aunque a veces, será necesario tomarlo de parte de un profesional.
Entre las señales que podemos encontrar que nos alertan que necesitamos apoyo emocional encontramos:
Poder reconocer estas señales y recibir apoyo a tiempo puede ser determinante para que nuestro pronóstico sea favorable.
Pues bien, lo primero es reconocer nuestras vulnerabilidades y aceptar que todo lo que sentimos es parte de un contexto. De manera que, conductas que típicamente serían consideradas como un trastorno de la personalidad, en época de crisis tienen cierta normalidad.
Pero ¿qué estrategias puedo poner en marcha para salir adelante en esta crisis derivada del confinamiento?
Adoptar una posición optimista y al mismo tiempo realista, es algo que nos puede ayudar increíblemente. Cuando interpretamos nuestra realidad debemos ser conscientes que podemos decidir cómo hacerlo. Es nuestra decisión ver la belleza de un nuevo amanecer o pensar que es una desgracia tener que vivir un día más.
Este confinamiento nos regala la oportunidad de retomar hábitos saludables, de reencontrarnos y redescubrirnos. De manera que hoy, más que nunca, tenemos tiempo para aprender a estar bien con nosotros mismos.
Así que tienes tiempo para llamar a los que quieres, tomar un nuevo curso en línea e incluso tomarte un tiempo para meditar. Es importante reducir nuestro tiempo en las redes sociales, distanciarnos de las noticias amarillistas y negativas y tomarse un tiempo sano de descanso.
Recuerda que sobrecargar la agenda o intentar “ser más productivo” no necesariamente es algo positivo. Pues muchas veces la gente suele llenarse de actividades para evitar confrontar su realidad.
No podemos huir de quienes somos, pero sí podemos aprender a amarnos incondicionalmente. Por eso es necesario aceptarnos, reconocer nuestra fragilidad y formar redes de apoyo, donde todos podamos ser sustento.
No hay una manera correcta de afrontar la crisis derivada del confinamiento, sin embargo, debemos estar atentos a las señales. Podemos reconocer que merecemos apoyo y que al mismo tiempo podemos ser el sustento de alguien más. Es posible pasar de la crisis a la oportunidad en el confinamiento.
Desarrollar nuestras habilidades socioemocionales nos tomará un tiempo. Seamos pacientes con nosotros mismos y sobre todo recordemos que es necesario atravesar la tormenta para poder disfrutar la calma.